«De un modo más personal, fotografío aquellas cosas elevadas a la categoría de “entes” o de “fetiches” porque me mantienen ligada a las personas que considero más importantes dentro de mi vida. Esas piezas (por lo general de pequeño tamaño, incluso efímeras en algunas ocasiones) se almacenan de manera mecánica en diferentes rincones de mi habitación, pero cuando llega el día de hacer limpieza soy incapaz de desprenderme de ellas. Me supone un verdadero trauma porque al observarlas me vienen a la memoria el recuerdo de cómo llegaron a mi; en definitiva acaban encarnando a la persona que me lo dió.. »

I. De la serie «Convirtiéndo a Diógenes en un fetiche», 2010.