«…es admitir que los sentimientos, las opiniones y los conocimientos actuales pueden influir en los recuerdos del pasado así como moldear nuestras impresiones sobre personas y objetos del presente. Si ejercemos la debida vigilancia e identificamos las posibles fuentes de nuestras creencias sobre el pasado y el presente, podemos reducir las distorsiones que aparecen cuando la memoria funciona como un instrumento al servicio de sus amos.»

SCHACTER, Daniel. Los siete pecados de la memoria